YO PONGO LAS MÍAS...ÉL AÑADE LAS SUYAS
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El mismo Espíritu Santo que te empodera para que el milagro que buscas llegue, será quien te fortalezca y consuele cuando el milagro no llega.
Hemos sido llamados a estar disponibles para todo momento en que creamos que Dios pueda usarnos. Estar disponible es nuestro llamado al mismo tiempo que reconozco que manifestar el milagro sólo estará en las suyas. Entonces...
MI LLAMADO CONSISTE EN PONER A DISPOSICIÓN MIS MANOS MIENTRAS ACEPTO QUE ESTÁ EN SU SOBERANÍA DECIDIR CUÁNDO AÑADE LAS DE ÉL A LAS MÍAS.
En mis años de Pastor, he visto a incontables buenos y sinceros creyentes, alejarse en silencio y lentamente del acto de correr riesgos en fe buscando la manifestación de un milagro, cuando la frustración tomó el lugar de la fe tras el confuso momento que nos llega cuando el milagro no llega.
SÉ CUÁN INCÓMODO PUEDE SER, ORAR POR EL SEGUNDO ENFERMO CUANDO EL PRIMERO EN VEZ DE SANAR...MURIÓ.
Mi sangre no fue derramada para hacer posible un milagro. Tampoco fui yo quien prometió hacerlos. Mucho menos tengo el poder para producir alguno. Entonces, tengo que ver muy poco con la materialización de uno.
Dios pide mi disposición y es Él el de la ejecución. No puedo precisar cuándo Él meterá sus manos, pero puedo asegurar que siempre espera que le preste las mías.
Rubén Arroyo...En sus manos.
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