A MI ME GUSTA LA ADORACIÓN
A MI ME GUSTA LA ADORACIÓN
“…Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.”
Isaías 6:8
He conocido componentes de grupos de adoración talentosos, con sublimes voces y extraordinarias habilidades para ejecutar instrumentos musicales, y danzores que son un deleite verlos fluir en sus refinados movimientos.
Es glorioso disfrutar del altar lleno de ellos. Mi desconcierto llega, cuando los veo totalmente indiferentes a la obra del mismo Dios al que adoraron…después que lo adoraron.
Lo que me lleva a preguntarme, ¿es posible adorar en espíritu y verdad y no salir de ahí apasionado con lo que Dios ama y desear con absoluta disposición servirle en la iglesia local donde adoro?. Amar a Dios no es lo mismo que amar la adoración.
Que me guste la atmósfera que se edifica cuando canto, que disfrute la música que ejecuto con mi instrumento y ame recorrer con danza el altar al compás de sus sonidos, no es compatible con rehusar servir e involucrarme en la vida de la iglesia por la cual el que pretendo adorar entregó su vida.
ES IMPOSIBLE ADORAR CORRECTAMENTE, Y NO DECIR “HEME AQUÍ ENVÍAME A MÍ” DESPUÉS DE HACERLO.
Rubén Arroyo…En espíritu y verdad.