A SU IMAGEN...A SU SEMEJANZA

Enseña en el aula académica o siembra con sus manos en la tierra. Diseña puentes y edificios o maneja un camión de carga. Opera en el quirófano o escribe en un libro lo que piensa. Pero todos nacimos con algo para que logremos algo.

Unos le llaman potencial o propósito. Asignación o destino. No importa raza, nación o color, llevamos por dentro sembrado un pedazo de cielo y un perfume de eternidad tallado en el corazón.

Dios puso grandeza en gente imperfecta. Habilidades extraordinarias en seres mortales. Cada uno tiene la libertad de decidir qué destacar o censurar de su prójimo y cada cuál elegirá si se maravilla por una cualidad o se escandaliza por un defecto. Pero acá entre nos...Dios nos hizo para ser y hacer mucho más que eso.

A todos nos deslumbró con la elegancia de sus movimientos y la certera puntería desde los saltos que dejaban detrás una defensa confundida.

No sólo esta triste el mundo del deporte. Todos los que honramos la grandeza que Dios puso en alguien que supo sacar el máximo a lo otorgado, sentimos la nostalgia de una partida a destiempo.

8 familias lloran lo inesperado y un mundo que sabe reconocer grandeza queda asombrado ante lo impredecible de la vida. El Señor de Paz gobierne el corazón de los que los amaron más de cerca. Mientras los que quedamos anonadados por una tragedia...

RECORDAMOS QUE LA VIDA DEL HOMBRE ES COMO LA FLOR DEL CAMPO...QUE PASA EL VIENTO POR ELLA...Y SU LUGAR NO LA CONOCERÁ MÁS.

Fuiste promovido “Mamba”...y un fruto de tu sementera contigo. Gracias por las emociones, y por deslumbrarnos con un pedazo de la imagen de Dios con un uniforme amarillo puesto.

Demuéstrale a los ángeles de allá como lo hacías con los de acá, cómo se hace gloria en una cancha...Llena de impredecibles mortales.

Rubén Arroyo...Descansa en paz Kobe.