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NADA DEMASIADO GRANDE...Y NADA DEMASIADO PEQUEÑO.


NADA DEMASIADO GRANDE...Y NADA DEMASIADO PEQUEÑO.

Mi esposa llegaría en unos minutos. Yo mientras tanto, por alguna razón comencé a repasar cada una de las áreas y cosas en las que había sido bendecido por ella y a su lado. Sin dudas su hermoso rostro protagonizaba mis mejores días en los últimos 11 años.

Esposa y amiga. Madre y mujer. Ministro y ama de casa. En todos sus roles su imagen era un jardín lleno de aromas, encanto, versatilidad y belleza. Dios decidió colocar inteligencia, humor, capacidad y ternura, en un delicioso estuche llamado Gloria, como si su nombre resumiera todo lo que ella es.

Decidí que la recibiría con una balada con la cual la invitaría a bailar, y entre compás y compás, agradecerle su incomparable compañía. Pero debía elegir una canción cuya letra semejara lo suficiente, la poesía que ella ha estado componiendo dentro de mi todos estos años. Revisé varias y otras más. Intérpretes de bolero y tríos me llevaron a una canción de Luis Miguel.

Programé la canción. La imagen del cantante llenaba la pantalla de mi celular. Las bocinas estaban listas cuando mi esposa entró. La abracé besándola. La invité a bailar la balada que Luis Miguel cantaría. Apreté mi celular y la canción se dejó escuchar. Sólo...que no era Luis Miguel. Tampoco la canción elegida.

En cambio, se escuchó la voz de Gloria Estefan y entre guitarras la letra de una canción que describía en mejores y más certeros detalles lo que quería comunicar desde mi corazón al de mi esposa. Supe que Dios sabía la canción y quién la cantaba. Yo escogí una y Él supo que la otra diría lo que yo quería.

Por favor, no hable de lo que cree sobre este artículo ni sobre si Dios mete sus manos en algo así o no. Es mi experiencia...no la suya. Y mi experiencia me dice que quien no forma parte de una experiencia suele convertirse en un crítico de ella. Ese día fue el día que aprendí, que si algo es importante para mí, es importante para Él. Y también aprendí...

QUE NO SÓLO PUEDO DECIR QUE NO EXISTE NADA DEMASIADO GRANDE PARA DIOS, SINO QUE TAMPOCO NADA DEMASIADO PEQUEÑO COMO PARA QUE NO QUIERA SER PARTE...DE ESO TAMBIÉN.

Rubén Arroyo...Entre baladas

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