VIDA Y PODER...DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA

Ambos ámbitos son vitales para modelar la vida de un creyente. El fruto del Espíritu descrito por Pablo en gálatas, es el resumen de cómo debe ser el estilo natural de la vida de un creyente.

Cuando lees tales virtudes como amor, gozo, benignidad, paz, Paciencia, mansedumbre, bondad, fe y templanza, adviertes que todos tiene que ver con lo que gobierna tu vida interior o lo que domina la naturaleza del CÓMO tratas a la gente.

Satanás ha logrado sustituir el verdadero fruto del Espíritu descrito aquí, por formas de apariencia externa como, no teñirse el cabello, no pintarse las uñas, no usar maquillaje ni que la mujer use pantalones.

Siempre será más fácil no pintarse una uña que perdonar al enemigo que te persigue. Y siempre será más sencillo ponerte una falda larga que ofrecer la otra mejilla cuando te golpean la primera. Satanás logró que lo superficial sea llamado pureza y que la apariencia sea etiquetada como santidad.

Y los que practican eso viven atemorizados de ser engañados por el mundo, sin darse cuenta de que...¡ya fueron engañados!.

Mientras que el Fruto del Espíritu testifica de la vida en el Reino, los Dones del Espiritu manifiestan su Poder.

Lo primero no sustituye lo segundo. Y lo segundo estaría incompleto sin lo primero. Puedo ser un modelo de santidad con lo primero, pero nadie sería transformado sin lo segundo. Puedo resucitar muertos con lo segundo, y mi vida ser un escándalo sin lo primero.

LO PRIMERO REVELA QUE EL CIELO GOBIERNA MI VIDA...Y LO SEGUNDO INTIMIDA Y DESHACE EL REINO DE LA INJUSTICIA.

Rubén Arroyo...Poder y vida...Plenitud del Reino.